A medida que se ha ido avanzando en el conocimiento de la lengua ibérica, se ha podido definir su inventario de sonidos.
A partir de un análisis cuantitativo de valores absolutos de los caracteres escritos en textos de todas las cronologías y territorios, hemos realizado una estadística de la distribución de sonidos que nos ha permitido imaginar cómo sonaría la lengua de los iberos.
La distribución de sonidos de la lengua ibérica es muy anterior. Cuando hablaban, los iberos preferían una articulación situada delante del aparato fonador que requería la obstrucción del aire hecha con los labios, los dientes y el paladar. La vocal de apoyo era mayoritariamente la /i/.
La sorpresa ha sido constatar que la distribución consonántica es muy regular, lo que permitiría definir una unicidad de la lengua en todos los territorios. Por el contrario, la distribución vocálica es mucho menos regular y presenta diferencias notables entre unos y otros territorios. Veámoslo a continuación:
Askos con inscripción ibérica |
Vocales:
a, e, i, o, uAunque el inventario, generalmente aceptado, es de cinco vocales, en algunos textos aparecen signos diferenciados que podrían sugerir un inventario más amplio. Algunos estudiosos creen que el ibérico tenía una sexta vocal palatal, situada entre la /e/ y la /i/, aunque algunos investigadores la interpretan como vocal nasalizada o velarizada apoyada en una vocal a.
La vocal más presente en ibérico, la más constante en todas las cronologías y territorios, es la /i/. Iría seguida por la /e/ y luego por la /a/. A una amplia distancia seguirían la /u/ y finalmente la /o/. La distribución mayoritaria de vocales palatales es una de las características del íbero, y no es habitual. Normalmente, las lenguas prefieren una distribución vocálica más contrastada (por ejemplo AIO).
A continuación hacemos un resumen por zonas:
Zona B, sur de Francia. En Enserune MLH B.1.37 tenemos probablemente siete vocales. Hay un carácter de doble espiga interpretado como variante de la /e/ y dos grafías diferentes para la vocal /a/ (Untermann a1 y a6). En Pech Maho MLH B.7.35, en cambio, a pesar de tratarse de un texto largo compuesto por 44 signos, no hay ni una sola /a/ aislada (el valor /a/ aparece, evidentemente, en caracteres silábicos).
Zona C, costa catalana. En Empúries MLH C.1.1, C.1.2, C.1.3, C.1.4 la vocal /e/ sigue siendo la más presente seguida por dos variantes de la vocal /a/. En Ullastret, plomo, MLH C.2.3, la /a/ gana a la /i/. En Palamós, plomo, MLH C.4.1, la letra /o/ supera la /u/.
Zona D, Cataluña central. En la Joncosa MLH D.18.1, las vocales /i/ y /e/ están muy igualadas. Si tenemos en cuenta el total de distribución y sumamos los caracteres silábicos, es decir /a/ + /BA/ + /TA/ + /KA/, la /e/ + /BE/ + /TE/ + /KE/, y la /i/ + /BI/ + /TI/ + /KI/ nos dan unos totales de 60 (núcleo vocálico /a/), 67 (núcleo vocálico /e/) y 54 (núcleo vocálico /i/), es decir, la presencia de la vocal /e/ supera la de la /i/.
Zona F, costa valenciana entre el río Ebro y el río Júcar. En Castellón y Vall d’Uxó, la distribución vocálica es muy regular. El orden vocálico es /i/, /a/, /e/ y, a mucha distancia, /u/ y /o/. En Llíria y Yatoba, la distribución es muy similar a la anterior pero en Llíria la /a/ supera la /i/, invirtiendo el total de valores absolutos.
Vemos que las diferencias son considerables por lo que creemos que el tema de las vocales puede todavía reservar algunas sorpresas. ¿Puede haber otros motivos? Sí. Creemos que algunos sufijos tenían la función de marca gramatical precisamente en la consonante y, por tanto, podía representarse como KA, KE o KI sin que el carácter tuviera un auténtico valor vocálico sino consonántico...
Consonantes:
Hemos agrupado las consonantes por modo de articulación:
Consonantes oclusivas: si tenemos en cuenta todo el inventario de sonidos y hacemos un cálculo cuantitativo, las oclusivas ocupan cerca del 50%, es decir, la mitad de los sonidos consonánticos de la lengua ibérica son de articulación oclusiva.
Todavía existen dificultades para establecer un inventario exacto de los sonidos oclusivos. Por un lado, la escritura ibérica utiliza para las oclusivas caracteres silábicos que unen la consonante oclusiva a una vocal, es decir, hay un carácter para cada una de las sílabas KA, KE, KI, KO, KU.
Algunos investigadores consideraron que la escritura ibérica era deficitaria porque a menudo no presentaba distinción entre oclusivas sordas y sonoras. Sin embargo, las nuevas investigaciones están demostrando que la variabilidad de caracteres silábicos no es aleatoria, los escribientes diferenciaban, en un mismo texto, diferentes sonidos añadiendo un trazo más a un carácter. Se desconoce lo que esta diferenciación de las oclusivas pretendía: si representar la oposición entre sonidos consonánticos sordos y sonoros, o diferenciar un punto de articulación más o menos palatal. De hecho, incluso podría no tratarse de la diferenciación de un punto de articulación, sino de un modo de articulación. Por ejemplo, un sonido fricativo con un grupo consonántico alveolar o palatal. La realidad es que no se sabe exactamente qué diferenciación fonética se está representando, sólo sabemos que, efectivamente, hay una diferenciación y que el código lingüístico ibérico la recoge.
Nosotros pensamos que debe tenerse en cuenta el contexto articulatorio porque actualmente también aplicamos una ley que ensordece las oclusivas finales de palabra y las sonoriza en posición intervocálica. Otras razones pueden ser las elisiones de sonidos en contacto, la distinción de sonidos africados dobles (/ts/, /dz/, /tf/, /dz/), o la ya explicada en analizar la diversidad vocálica: la marca gramatical podría recaer sobre la consonante. De todos modos, la distribución de las oclusivas es abrumadora y representa siempre un mínimo del 50% del total del registro de sonidos consonánticos.
Consonantes vibrantes: es el segundo grupo en presencia y ocupan alrededor del 20% de los sonidos consonánticos. En todas las cronologías y territorios hay claramente representadas dos róticas diferentes que se interpretan como R simple y RR múltiple.
Consonantes fricativas: es el tercer grupo en presencia y representa aproximadamente un 13%. En ibérico hay, de manera muy clara en todas las cronologías y territorios, dos sibilantes que normalmente se interpretan como S sorda y Z sonora. Nosotros creemos que el íbero tenía también los sonidos africados que encontramos tanto en las lenguas romances construidas sobre su sustrato, como en el vasco.
Consonantes nasales: como grupo consonántico representan entre un 6 y un 7% con una distribución paralela al grupo de las consonantes laterales. Pese a que se aceptan tres nasales diferentes, la más presente es sin duda la nasal dental N. La presencia de M aumenta en las zonas celtíberas. Algunos de los caracteres aceptados como nasales presentan problemas de interpretación ya que su ocurrencia, en contextos donde aparecen precedidos o seguidos por otras consonantes, parece indicar que la pronunciación requiere el apoyo de un núcleo vocálico. Hay casos, como el de la Joncosa MLH D.18.1, con el carácter V (Untermann m1 interpretado como nasal) o como el de Vall d’Uxó MLH F.9.5 y MLH F.9.7 con el carácter Y (Untermann m2 también interpretado como nasal) que no sólo destrozan la estadística sino que aparecen en contextos donde una nasal resulta impronunciable. Habrá, por tanto, que revisar estas interpretaciones.
Consonantes laterales: representan entre un 6 y un 7% con una distribución paralela al grupo de las consonantes nasales. En los textos encontramos caracteres que algunos investigadores han interpretado como una variante de la lateral. Podría tratarse de una lateral palatal LL o una lateral dental LT.
Tenemos pues, que entre las N y L suman lo mismo que las S/Z y aún tendremos que añadir las R para que, todos estos grupos juntos, consigan igualar el de las oclusivas.
Ausencias significativas:
A veces nos da más información lo que no encontramos en una lengua que lo que encontramos. La lengua ibérica presenta algunas ausencias que necesariamente deben ser significativas:
Dado que todavía hay caracteres no descifrados y algunos que no han sido interpretados correctamente, esta es una aproximación generalista que marca un esbozo de cómo pudo ser la lengua de los iberos.
Os podéis descargar un estudio realizado por Carmen J. Huertas, basado en la frecuencia absoluta de caracteres en los diferentes territorios y cronologías mencionados. Para el mismo se tuvieron en cuenta los textos más largos, evitando las marcas repetitivas y los signos que podrían tener valor numeral y que alterarían la estadística.
La página del profesor Rodríguez Ramos, en español: La Lengua Íbera: en Busca del Paradigma Perdido
Institut d'Estudis Ibers www.ibers.org
Promotora Española de Lingüística (PROEL) Alfabeto Ibérico
Webmistress: Núria Delgado.